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El centenario de la alternativa de Chicuelo

El 28 de septiembre de 2019 se cumplen cien años de la alternativa en la plaza de toros de la Maestranza de Sevilla de Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo".  Esta efemérides no puede pasar de puntillas por el panorama taurino, porque se trata de un diestro fundamental, cuya aportación a la tauromaquia trasciende de haber sido una figura incontestable del toreo en una determinada época.

No es exagerado decir que ha sido uno de los diestros más influyentes en el toreo actual, decisivo para entender lo que hoy en día se ve en cualquier plaza y, sin embargo, el reconocimiento recibido no es acorde a la magnitud de su legado. Quizás, este olvido se deba a la falta de imágenes grabadas del diestro de la Alameda, a no haber contado con el favor del crítico más influyente de la época o a que, el gran público, lo relaciona casi en exclusiva con el popular pase de capa que lleva su nombre y que, aun siendo genial y merecedor por sí  de todos los halagos, acapara su fama y ha hecho borrar de la memoria taurina su gran aportación: el toreo en redondo.

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El arquitecto del toreo moderno, como algunos críticos lo han definido, desarrolló una tauromaquia llena de matices, gracia y singular, sin parecerse a nadie, aunque continuador e integrador de las tauromaquias de Juan y José. Fue creador de la ya mencionada chicuelina, de los pases de muleta de la firma y costadillo, ejecutaba todas las suertes con una personalidad incontestable que le valió la admiración de los aficionados de la época y, sobre todas las cosas, convirtió la ligazón en el elemento sobre el que se fundamentan las faenas que todos los toreros sueñan.   

Chicuelo fue desarrollando su propio concepto a lo largo de los años, bebiendo de las fuentes de la tauromaquia de la época dorada del toreo, culminando su obra el el 24 de mayo de 1928 en Madrid, ante el toro Corchaíto, de Graciliano Pérez Tabernero.​ Ese día tuvo lugar una de las faenas cumbre de la tauromaquia, bautizada como "la faena de los naturales", las crónicas de la época relatan un nuevo modo de entender el toreo, algo nunca visto, describiéndose como "la faena más grande del toreo" (Federico M. Alcázar en El Imparcial).  

No fue torero de una sóla plaza, Chicuelo triunfó con fuerza desde sus inicios novilleriles en tierras salmantinas en multitud de cosos de España, América y Francia. Madrid, Salamanca, Valencia, Barcelona, México, Maracay y tantos otros lugares fueron testigos de su arte. Pero es Sevilla, su Sevilla, donde se doctoró, donde toreó casi un centenar de tardes y cortó cuatro rabos, quien debe tomar la iniciativa en la conmemoración de los cien años de alternativa del genial Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo" y elevar su figura a los altares del toreo.

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